Pongamos de moda la empatía


En la presente actividad nos propusieron leer un breve texto de Thich Nhat Hanh, monje budista y activista por la paz, y reflexionar acerca de la conexión entre esta metáfora y la importancia que tiene la empatía para nuestros estudiantes.

 

Cuando plantas una lechuga, si no crece bien no echas la culpa a la lechuga. Intentas encontrar las razones por las que no está creciendo correctamente. Puede que necesite fertilizante, o más agua, o menos sol. Nunca le echas la culpa a la lechuga. Sin embargo, cuando tenemos problemas similares con nuestros amigos o familiares solemos echarles la culpa. Pero si sabemos cómo cuidar de ellos, crecerán bien, como la lechuga. Culpar al otro no tiene ningún efecto positivo, y tampoco lo tiene el intentar persuadir usando razones o argumentos. Esa es mi experiencia. No culpar, no razonar, no argumentar, solo comprender. Si comprendes, y demuestras tu comprensión, puedes amar, y las cosas pueden cambiar.


Reflexión

El título que elegí para esta actividad "Pongamos de moda la empatía" es producto de las reflexiones que fui realizando a lo largo de esta unidad y de las actividades planteadas, así como de la nueva mirada que me aportó el texto de Thich Nhat Hanh -que por cierto desconocía. 

Lo que puedo sintetizar de este recorrido, es que verdaderamente la empatía debería formar parte de los cimientos que sostienen las buenas relaciones interpersonales, en general y específicamente los vínculos que se establecen en el entorno educativo. La empatía implica que seamos mas conscientes en el aquí y ahora y más pacientes; implica tener nuestra mente y nuestro corazón abierto y dispuesto a escuchar y alojar. Es una herramienta indispensable para mejorar las relaciones con nuestros alumnos ya que permite forjar lazos más estrechos, que van más allá del vínculo pedagógico y que implican involucrarnos en lo que sienten y vivencian nuestros estudiantes como parte del proceso. 

Además la empatía me parece un buen pie para dar lugar a la solidaridad para con nuestros estudiantes y sus situaciones particulares, y para con nuestros colegas. Cuando se presenta una problemática o dificultad, esta habilidad para empatizar podría permitirnos el no centrarnos estrictamente en el problema ni en detectar culpables, sino más bien comprender la situación, descubrir juntos que aspectos están puestos en juego, qué posibilidades y con que recursos contamos para superarlo o acompañarlo. En muchas ocasiones me ha pasado, darme cuenta que se pierde mas tiempo dando cada uno sus argumentos que solucionando el inconveniente. 

A nivel personal, considero que la posibilidad de poder experimentar los estados emocionales de los otros, y el intento de ponerme en su lugar, abierta a comprender con calma su estar -su vivenciar- abre varias vías de posibilidades. Y en relación directa con el hermoso texto de Thich Nhat Hanh, creo que mi mirada como docente debe estar puesta en cultivar en mi alumnado en primer lugar, lo más básico: la alfabetización emocional, con todo lo que implica. Así como al plantar una lechuga regulamos la luz que le da, el agua, la temperatura... acompañar el proceso de regular nuestras propias emociones y fomentar esta práctica en nuestros alumnos. 

Por último, en toda interacción y ante cualquier dificultad, me parece indispensable observarme y repensar ¿Qué parte del problema no logro comprender? Es un camino difícil el de la comprensión, pero me atrevo a transitarlo. Comprender es amar, y en definitiva, para eso vine a este mundo. 



 

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